John Locke y el Empirismo
John Locke nace en wrington, Inglaterra, el día 29 de agosto
de 1632, lleva a cabo sus estudios en la Westminster School y en la Universidad
de Oxford, interesándose no únicamente por la Filosofía (su área de trabajo más
conocida) sino también por otras áreas como la medicina y las ciencias
naturales (fisiología, física, matemática y química), situación que se presenta
en otros investigadores de la época como Newton[1],
Hobbes o Descartes. Parte de la formación intelectual de Locke se debe a su
interés en el estudio de autores como Hobbes, Gassendi y Descartes.
Sus preocupaciones durante su trabajo académico y de
investigación se centraban en la relación entre pensamiento y conducta, con un
acento entre el equilibrio que debe existir entre el “…derecho individual y la
obligación social, sus actitudes provisionales ante las soluciones, su disgusto
por el dogmatismo, su interés por el equilibrio y la autoestabilización.” Locke
muere el 28 de octubre de 1704, dejando a su paso un amplio temario sobre sus
cuestionamientos filosóficos y epistemológicos. Teniendo sus ideas una fuerte
influencia (como suele ocurrir, malinterpretadas), en las revoluciones
estadounidenses y francesas, así como en teorías del conocimiento del Siglo XIX
y XX.
La obra que servirá de análisis para la comprensión del pensamiento filosófico empirista es Ensayos Sobre la Ley Natural, publicada en Madrid por el Centro de Estudios Superiores, Sociales y Jurídicos
“Ramón Carrande” en el año de 1998.
Lo que propone Locke en el texto (8 ensayos) es la
existencia de una “…ley natural (…) de que esa es la voluntad de Dios; el
contenido de esa ley se conoce por la luz natural que nos indica que es
conforme con la naturaleza racional y constitutiva del hombre, lo que es, por
tanto, bueno (…) La ley natural prescribe, pues, todas las virtudes. La
obediencia a la ley natural lleva a los hombres a la cima de la virtud y la
felicidad hacía las cuales llama Dios y tiende a la naturaleza.”
Para tratar de justificar esta tesis, contradictoria
durante el desarrollo de los ocho ensayos, Locke recurre al empirismo, que permite relacionar toda
nuestra experiencia por medio de la relación que nosotros obtengamos de
nuestros sentidos. En cierto modo, lo que propone Locke en algunos pasajes es
tratar de extraerse de la existencia de una Ley Natural proveniente de una
existencia divina y que se nos inserte por el hecho de ser humanos; él pretende
desarrollar un esquema argumentativo que permita establecer la importancia de
la Ley Natural por la misma experiencia que nosotros desarrollemos y que nos
permita acceder a su existencia, desarrollando experiencias auténticas que
reforzaran la existencia de dicha propuesta, la Ley Natural. Para reconocer la
percepción se debe recurrir a lo que él denomina percepciones primarias y
percepciones secundarias; las primeras son las verdaderas cualidades y las
segundas se enmarcan en un referente más subjetivo[2].
Locke también hace diferencia en el Conocimiento de hecho, que denomina de
opinión, y un conocimiento probable, el cual solo puede llevarse a cabo por las
analogías, provenientes de cosas o acontecimientos accidentales.
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[1] Por ejemplo, al momento de la muerte de Newton solamente el 31 por ciento de su biblioteca correspondía a textos que se pueden considera científicos, en tanto que el interés que él tenía en temas como la Historia, la Teología, la Filosofía y la Teología era muy amplio.
[2] Y podemos considerar que lo subjetivo es más importante al momento
de obtener conocimiento, en especial en las Ciencias Sociales, donde no es
prudente afirmar si una posición es errada o no.
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